El castillo de Neuschwanstein fue construido por orden de Luis II de Baviera, también llamado “el Rey Loco” a mediados del siglo XIX. Sin embargo, solo se trataba de un joven soñador, entusiasta de los cuentos de hadas y cuya obsesión consistió en edificar un castillo que cumpliera claramente los ideales y anhelos de la literatura y poesía medieval.

 

Neuschwanstein es hoy en día uno de los castillos más visitados de Europa con aproximadamente 1,4 millones de visitas anuales. Esto se debe en parte a su idílica situación, ya que se encuentra edificado sobre el desfiladero de Pöllat, en los Alpes Bávaros, cerca del monte Tegelberg.  Como se puede observar en la imagen su enclave  hace que el visitante pueda disfrutar de una pintoresca vista desde cualquier dirección.

 

El rey Luis II de Baviera se obsesionó con su construcción e hizo que el diseño del castillo  coincidiera con los ideales románticos de la época medieval, aunque sin embargo, carece de las instalaciones defensivas típicas, tales como murallas de contención o torres defensivas, elementos imprescindibles en una residencia de la nobleza medieval.

 

A pesar de todo, el rey Luis murió muy joven y pudo pasar apenas unos meses de vida en Neuschwanstein, lo que nos enseña que debemos de aprovechar los momentos en la vida, ya que nunca sabes lo que esta nos deparará en el futuro, y el tiempo que tendremos para disfrutarlos. No obstante, esta bella edificación ha inspirado a numerosas películas, incluso el propio Walt Disney se inspiró en él como modelo para el castillo de la Bella Durmiente. Se puede decir que Neuschwanstein es uno de los últimos castillos construidos por una familia real en todo el mundo.